viernes, 14 de octubre de 2016

Tan temprano y ya es tarde

Publicado por Octavio Maidana on 3:38:00 with No comments





El documental Los Nadie, producido por el colectivo Cine en Movimiento, relata las vivencias de un grupo de huérfanos que a fines de 2005 habitaban los vagones abandonados de la estación de Haedo. Alejo García, uno de los realizadores de la película; se reencuentra diez años después con Roberto Ruarte, protagonista, chico de la calle, cumpliendo una condena por robo en el penal de Florencio Varela. A través de una jornada de cine debate en la cárcel, ambos recorren el pasado y el porvenir de una experiencia que los marcó.





Es el día tan esperado y Roberto calma la ansiedad cantando. Dotado de una especial sensibilidad canta con el corazón y eleva su voz como para no dejar que se apague la esperanza. Todos en el penal lo escuchamos en absoluto silencio: hoy será el reencuentro con Alejo, trabajador social y coordinador de una asociación llamada Cine en Movimiento, una experiencia audiovisual surgida en 2002 que apunta al desarrollo creativo de los sectores vulnerables; les da las herramientas para construir su propio mensaje, para ejercer el derecho a la comunicación y darle voz a esos que siempre son hablados por el otro.




En ese contexto en el año 2005 se produjo el documental Los Nadie; sobre un grupo de chicos que vivían detrás de las vías en la estación de Haedo; en uno de esos vagones abandonados estaba Roberto. De la misma manera irrumpe en la película, cantando; canta y la mirada se le nubla y se le llena de un cielo lejano. Detrás de las vías no es de día, ni de noche, no es ningún día en particular; sentados alrededor del fuego, sus ojos se le ven infinitamente desconfiados: la calle, la droga, el robo, la cárcel, es el circuito obligado, el único hueco que encuentra ejerciendo una resistencia natural para sobrevivir. Es un día más, es cada día.




Hasta ahí llegó el grupo de Alejo, hace ya diez años y Roberto filmó y se dejó filmar, el micrófono pasó de mano en mano, como para contrarrestar el mensaje de los medios que crean una animosidad. Los temas recurrentes: el abuso, la violencia; sin derechos de ningún tipo, dónde sobrevivir a la infancia es el desafío. Alejo lo cobijó con la mirada, lo escuchó e hizo que lo escucharan; lo multiplicó con la cámara, rescató lo que aún sobrevivía de su autoestima, lo hizo para siempre “un alguien”.





A Roberto lo conocí dictando un taller de radio en el penal, unos compañeros lo trajeron justamente para cantar. Menudo, afable, cantó composiciones propias, temas melódicos y de su voz (privilegiada por cierto) brotaban recuerdos de tantos combates y es tanto lo que dice sin decir y lo que sabe de la vida y de sus trampas, que uno queda en el aire haciendo el inventario de sus sombras.

Roberto en el Polaquito


Me contó su historia carcelaria y artística. Bajo un régimen de salidas transitorias se encuentra cerca de recuperar nuevamente la libertad. Es uno de esos personajes conocidos que entra y sale de comisarías y cárceles, robos reiterados, diferentes penales, un “sin ley” que aprendió los vericuetos del código penal y pasa parte de su tiempo haciendo escritos para él y otros detenidos. Recuerda particularmente la experiencia en la Provincia de Chaco, donde conoció todo tipo de torturas y vejámenes. Después fue trasladado al sur: allí mejoraron las condiciones de vida, trabajó en una imprenta, trabajo por el cual le correspondía un sueldo, que se encuentra retenido y espera que se lo hagan efectivo cuando recupere su libertad; intentará desde ahí construir un mejor porvenir que lo aleje para siempre de este lugar.




Cantó con Luciano Pereyra y actuó en la película El polaquito en un rol secundario. Hace artesanías con los materiales que encuentra; con gran destreza y sentido estético, reproduce barcos, aves, árboles....





Por la noche miré en Youtube el documental Los Nadie y casi inmediatamente comencé a intercambiar mails con la gente de Cine en Movimiento; sabía del deseo de Roberto de contactarse con los realizadores: Sheila Perez, Rodrigo García y especialmente con el hermano de éste, Alejo. Mi solicitud fue recibida con gran alegría , hace años intentaron un acercamiento con los otros chicos y chicas que participaron de la película, algunos de los cuales estaban muertos y otros a los que directamente les perdieron el rastro. Fue muy sencillo entonces pactar el día y la hora.




Así conocí a Alejo, un joven que fusionó su profesión de trabajador social con el amor por el cine. Su llegada al penal tuvo la densidad de una ceremonia ritual. Configuró la mañana con su entusiasmo, un característico humor negro y un bolso lleno de películas e historias. Antes de proyectar Los nadies fue breve y categórico: “Recorrí muchos kilómetros con ésta película, la ví más de cien veces… Para mí no es lo mismo estar acá hoy y quiero que lo sepan, estoy muy feliz de poder estar acá”. El documental fue bien recibido por los detenidos que en muchos casos se vieron reflejados en esos niños despojados. En el marco de una vida hostigada por las ausencias, esta presencia imponente, ese abrazo de palabras, fue recobrar un adolescente que a pesar de los muros y de todas las distancias era “alguien”; querido y entrañable. Ahí estaba Roberto con su intemperie y su destino maldito, y ahí estaba Alejo palpándolo de amor.




La película termina con Roberto cantando a capella y los aplausos de todos en el salón. Luego hubo un debate donde se sumaron nuevas historias. Alejo explica la propuesta de Cine en Movimiento: acercar el lenguaje audiovisual a los barrios, para que cada participante se convierta en sujeto político, productor de cultura. El cine como promotor de subjetividad, como práctica democrática. Roberto planteó que el contacto con CEM sacó lo bueno que tenía, lo mejor de él y que logró a pesar de todo, tener una visión más positiva de las cosas.




Terminó la jornada y sumaron una nueva despedida que sería la última. Alejo falleció en un accidente de tránsito unos meses después. Pasará el tiempo de aquella mañana pero es seguro que para quienes estuvieron presentes fue un día más y no un día menos.




Hoy entre los objetos que tengo en el escritorio hay una cunita-alhajero con una inscripción en letras azules que reza “Feliz vida Maga”, regalo de Roberto por el nacimiento de mi hija. Pienso que ya debe haber salido de prisión, me pregunto qué es la libertad sino el vacío cuando no se va a ninguna parte, una vieja estación, unos vagones abandonados detrás de las vías, como la infancia de esos chicos abandonados a su suerte, ¿Cuántos Robertos hay por cada Alejo?¿En qué lugares resonará su voz herida, sus preguntas con rejas? ¿ A dónde lo llevará esa puerta que se abre si todas las demás se cierran?. Hoy hay un tren esperandolo que ya no está detenido, quizás esta vez Roberto pueda alcanzarlo.


jueves, 13 de octubre de 2016

Culpables hasta que se demuestre lo contrario

Publicado por Octavio Maidana on 16:49:00 with No comments

Miembros de Innocence Project Argentina visitaron la unidad 32: Una asociación que se dedica a defender a inocentes detenidos, dieron una charla y participaron del programa Aires de Libertad



Inocence Projetc es una experiencia surgida en Estados Unidos y se ocupa de representar en forma gratuitas a  inocentes privados de la libertad. Este proyecto tiene sede en varios paises y en Argentina funciona desde hace dos años. Fueron invitados por los alumnos del CENS 454 y para conocer algunos casos visitaron  la unidad: Manuel Garrido, presidente de la asociación quién fue director de la Oficina Anticorrupción y Diputado Nacional;  Natalia Lipman, abogada e integrante  de la Comisión por la Memoria y Celeste Elorriaga, abogada.  Presentaron la propuesta, dialogaron con estudiantes y repartieron formularios para quienes solicitaron su representación. Además participaron del programa de radio Aires de Libertad.

 
Inocence Project o Proyecto de Inocencia se encarga de revertir causas armadas, condenas sin fundamento y proporcionar una defensa justa a quienes no la tuvieron. El caso más emblemático en el que trabajaron fue el de Fernando Carreras, condenado por la llamada Masacre de Pompeya en 2005, y sobre la cuál el cineasta Enrique Piñeyro  -uno de los fundadores de IP-  realizara el documental Rati Horror Show.



En el dialogo Manuel Garrido explicó como surge Innocence Project en Estados Unidos a partir de las pruebas de ADN, donde se comprobó que personas condenadas a penas de muchos años, incluso de muerte, eran inocentes. Frente a esto la ONG se encarga de revisar fallos erróneos de la justicia y reivindicar a quienes fueron perjudicados por esta.

Podés contactarte con IP Argentina ingresando  a su pagina  http://www.innocenceprojectargentina.org/